Tu y solo tu

En la quietud del ocaso dorado,
donde el sol se abraza al horizonte anaranjado,
mi alma se pierde en el misterio profundo,
del amor que florece, del deseo fecundo.

Las olas susurran secretos al viento,
y el cielo se tiñe de azul y de aliento,
en este rincón del mundo, yo te encuentro,
mi musa, mi verso, mi anhelo sincero.

Tus ojos, luceros de noche estrellada,
en ellos encuentro mi ruta trazada,
mi barco errante en el mar de tus ojos,
navega perdido en sus sueños flojos.

Tus labios, manantial de dulces promesas,
cual poema de Neruda, en cada sorpresa,
declaman palabras de fuego y pasión,
encendiendo mi alma con su canción.

Bajo el cielo estrellado, dos almas se hallan,
como versos de un poema, en un lazo que enlazan,
en este rincón del tiempo, amor eterno florece,
como las palabras de Neruda, que en el alma enriquece.

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