En la penumbra de un rincón olvidado,
donde el eco del amor ya se ha ido,
mi corazón herido y desgarrado,
se ahoga en un lamento ya perdido.
Las promesas de un tiempo ya pasado,
se desvanecen como hojas al viento,
el desamor, cruel y despiadado,
se cierne como nube gris, sin aliento.
Las caricias que antes eran susurros,
se tornaron en silencios fríos y mudos,
en el rincón del alma, sombras, burros,
donde el amor se esconde en lamentos mudos.
Pero en la oscuridad aún brilla una luz,
la esperanza que renace con el día,
que el desamor no apague nuestra cruz,
que en el camino encuentre nueva vía.
Pues el desamor, aunque sea tormento,
nos enseña a valorar el verdadero amor,
y en sus lecciones, el alma encuentra aliento,
para amar con más fuerza, con más fervor.
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